El agua potable solo llegaba a dos canillas comunitaria y los vecinos tenían que hacer largas colas para proveerse de ese líquido elemento para tomar o cocinarse, para lo demás muchos dependían de perforaciones y bombas elevadoras, de las cuales no les aconsejaban tomar por el peligro de ser aguas contaminadas.
Pero Julián era feliz en aquel entorno de tanta pobreza, era huérfano de padre y junto a su madre ambos trabajaban para sostener la casa y a sus dos hermanitas más chicas, él había comenzado a trabajar a los 10 años y a sus 13 años era todo un hombre.
En el poco tiempo libre que tenía le gustaba leer libros, que buscaba conseguir a cambio de alguna changa pidiéndoselos a sus dueños, que dispuestos a pagarle menos aceptaban gozosos entregarle uno o dos libros usados de sus bibliotecas, aquellos ejemplares que menos les interesaban; por ejemplo de matemáticas, de filosofía, y algún que otro libro de cuentos y relatos.
Él era feliz leyendo todas esas aventuras y haciendo prácticas matemáticas, lo atrapaba también la historia de algunos filósofos.
Fue pasando el tiempo y mientras dedicaba mediodía al trabajo, otro mediodía lo dedicaba al estudio, así haciendo un tremendo esfuerzo llego a diplomarse como profesor de matemáticas.
Con el paso de los años, ya siendo un hombre adulto muy respetado en su comunidad llegó a estar sentado en mesas con importantes filósofos y catedráticos...Dicen que su mejor aprendizaje fue saber que lo que algunos descartan es valioso en manos de una persona inteligente, que desea superarse y cumplir sus sueños.
Néstor Salgado
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