Esa noche Alfredo, al salir a comer afuera con sus amigos y ver quienes atendían la cantina de la única Posada del Pueblo sintió en su fuero intimo que la misma familia, por cierto bastante numerosa se estaban quedando con todas las alternativas comerciales, eran los dueños de la panadería, la posada, el único Almacén y la peluquería, si hasta uno de ellos recientemente había sido designado el Cura del Pueblo por la Diócesis cercana.
Cuanto tardaran en hacerme una oferta por mi casa se quedo pensando mientras tomaba una copa en la posada; esa misma noche su amigo, el dueño de la Pompa Fúnebre le comentó al llegar a salón a beber su acostumbrada copa de ginebra que les había vendido la empresa, entonces se dio cuenta ya eran dueños de su vida y de su muerte.
Quizás un día hasta le cambien el nombre al pueblo pensó, menos mal que soy medio pariente por parte de mi madre calculo fríamente. Que lindo seria si le ponen mi Apellido, en una de esas si un día me voy de aquí habrá un lugar en el mapa al que jamás retornaría.
Autor
Omar Salgado
Cuanto tardaran en hacerme una oferta por mi casa se quedo pensando mientras tomaba una copa en la posada; esa misma noche su amigo, el dueño de la Pompa Fúnebre le comentó al llegar a salón a beber su acostumbrada copa de ginebra que les había vendido la empresa, entonces se dio cuenta ya eran dueños de su vida y de su muerte.
Quizás un día hasta le cambien el nombre al pueblo pensó, menos mal que soy medio pariente por parte de mi madre calculo fríamente. Que lindo seria si le ponen mi Apellido, en una de esas si un día me voy de aquí habrá un lugar en el mapa al que jamás retornaría.
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