El escritor comenzó su tarea cotidiana; Siempre desayuna antes de comenzar a escribir pero luego como si estuviera poseído por el duende de la creatividad va creando textos literarios que despiertan en los lectores emociones diferentes,están las personas que encuentran en su mensaje lo que siempre desearon encontrar en un libro pero otros más racionales quedan insatisfechos al leer sus textos al considerarlos de bajo nivel académico, demasiado empalagosos, insustanciales.
Nunca se preocupo demasiado por sus críticos. Al contrario muchas veces de quienes hablaron mal de sus trabajos aprendió mucho.
Pero esa vez parecía diferente porque era una mujer la que osaba criticar sus trabajos literarios; decía esta señora que su narrativa no era lo suficientemente romántica como para que despertara su interés: evidentemente esta dama no conocía en profundidad todos los trabajos y se animo a criticarlo por algún texto casual que había leído de su autoría. A casi todos nos ha sucedido alguna vez que solemos criticar el trabajo de los demás sin profundizar lo suficiente.
Algunas veces tiene que ver con nuestros propio subconsciente o con creernos simplemente superior a quién leemos.
La vanidad muchas veces nos juega una mala pasada.
Daniela, tal era el nombre de aquella dama, también escribía en sus ratos libres todos sabíamos que sus trabajos poéticos no eran de calidad pero siempre existen personas que elogian. aún a los mediocres escritores. Luego de un tiempo prudencial los buenos suelen perdurar en cambio los malos escritores generalmente van camino del olvido.
La vida nunca dejará de sorprendernos dijo Alejandro el día Daniela en una carta manuscrita le confesó que estaba enamorada.
Cómo puedes amar a quien tanto has criticado manifestó Alejandro mirándola a los ojos. Bueno se disculpó Daniela, es que muchas veces para llamar tu atención critique tu obra sabiendo que de esa manera vos estabas pendiente de lo que yo decía, era una manera de estar presente en tu pensamiento cada día aunque me Odiarás un poco por ser por momentos casi tu pesadilla.
También se que para mí eres un amor imposible.
Al menos por un tiempo pude imaginarme que era posible enamorarte lamentablemente equivoqué el camino y mi pedantería me alejó definitivamente del hombre de mis sueños.
Nunca se preocupo demasiado por sus críticos. Al contrario muchas veces de quienes hablaron mal de sus trabajos aprendió mucho.
Pero esa vez parecía diferente porque era una mujer la que osaba criticar sus trabajos literarios; decía esta señora que su narrativa no era lo suficientemente romántica como para que despertara su interés: evidentemente esta dama no conocía en profundidad todos los trabajos y se animo a criticarlo por algún texto casual que había leído de su autoría. A casi todos nos ha sucedido alguna vez que solemos criticar el trabajo de los demás sin profundizar lo suficiente.
Algunas veces tiene que ver con nuestros propio subconsciente o con creernos simplemente superior a quién leemos.
La vanidad muchas veces nos juega una mala pasada.
Daniela, tal era el nombre de aquella dama, también escribía en sus ratos libres todos sabíamos que sus trabajos poéticos no eran de calidad pero siempre existen personas que elogian. aún a los mediocres escritores. Luego de un tiempo prudencial los buenos suelen perdurar en cambio los malos escritores generalmente van camino del olvido.
La vida nunca dejará de sorprendernos dijo Alejandro el día Daniela en una carta manuscrita le confesó que estaba enamorada.
Cómo puedes amar a quien tanto has criticado manifestó Alejandro mirándola a los ojos. Bueno se disculpó Daniela, es que muchas veces para llamar tu atención critique tu obra sabiendo que de esa manera vos estabas pendiente de lo que yo decía, era una manera de estar presente en tu pensamiento cada día aunque me Odiarás un poco por ser por momentos casi tu pesadilla.
También se que para mí eres un amor imposible.
Al menos por un tiempo pude imaginarme que era posible enamorarte lamentablemente equivoqué el camino y mi pedantería me alejó definitivamente del hombre de mis sueños.
Nestor
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